Camila Adair / Conga Comparsa La Kalle

Camila Adair, de oficio Tejedora y Danzante, cuenta con 12 años de estudio y práctica en danzas afrolatinoamericanas. Es integrante y parte del equipo fundador de la Conga Comparsa La Kalle, agrupación con 10 años de trayectoria de la que actualmente es  directora del bloque de danza. Se ha formado principalmente a través de viajes de estudio autogestionados a El Carmen, Perú y en seminarios/talleres con maestras y maestros nacionales e internacionales impartidos para la comparsa.

Desde niña estuvo ligada a la danza, explorando en clases de ballet y danza contemporánea hasta los 17 años, cuando en un taller con una agrupación de danza contemporánea vivió una experiencia de discriminacion corporal que la marcó y la llevó a alejarse de ese contexto. Así llegó al carnaval, buscando un espacio respetuoso y que le acomodó de inmediato a su cuerpo.

Su primer encuentro con las danzas de carnaval se dio en los talleres que se impartían en la Escuela de Carnavales Mil Tambores, en el Centro Cultural Playa Ancha, donde Camila se inició en las danzas afro y decidió sumergirse en estos aprendizajes. Alrededor de los años 2010 y 2011, las danzantes que participaban de esta escuela estaban aprendiendo danzas de repertorio afroperuano y conga comparsa afrocubana con integrantes de la agrupación Ilú Lafken.

Era la época en la que el movimiento estudiantil comenzaba a salir a las calles a visibilizar sus demandas, y en muchas marchas participaban músicos/as de las universidades porteñas (PUCV, U. de Valparaíso, UPLA), tocando un repertorio basado en ritmos afrocubanos. Espontáneamente, las danzantes que participaban de la Escuela de Carnavales decidieron sumarse a bailar en estas salidas, que se sostuvieron por alrededor de un año. Allí se forjaron amistades y aprendizajes colectivos que, posteriormente, les impulsaron a formar la Conga Comparsa La Kalle. En esta agrupación, Camila encontró el espacio para abrir su camino como danzante y explorar ritmos que se vinculan tanto con su sentir como con su historia familiar.

“Cuando llegué al Afro fue un descubrimiento hermoso en mi vida… Cuando empecé a explorar estos ritmos, sobre todo el afroperuano, mi papá me contó de mi familia Cáceres-Vargas, después viaje a Perú y me di cuenta que allá tenía a todos mis primos, familia lejana que estudiaba los ritmos afroperuanos… fue muy hermoso, de esas cosas místicas que suceden en la vida, como llegar a algo que de inmediato te mueve, te hace sentido.”

Camila reflexiona que este nexo familiar con la cultura afroperuana siempre fue negado, de pequeña nunca le contaron que su familia paterna bailaba. Este hallazgo la llevó a hacer preguntas a su abuela y  comenzar una búsqueda personal para descifrar esos silencios de su historia familiar, que le permitieran comprender y profundizar en las razones de su apego con la danza afro. Al mismo tiempo, este camino fue transformando la relación con su cuerpo y las maneras de vincularse con los espacios colectivos de aprendizaje.

“Yo creo que estas danzas  te conectan con la tierra,  con el pulso, con algo muy primitivo que a muchas cuerpas les hace sentido… El estudio de danzas afro me ha permitido explorar mi propio cuerpo… poder desbloquear la pelvis, poder sentir un pulso y marcarlo con los pies, cosas tan sencillas que a uno le desbloquean el cerebro, te da miles de posibilidades de accionar y aplicarlo en la vida… Una se empodera, te sacas la vergüenza y te permite  expresar mejor, tener más seguridad… Encuentro muy importante y hermoso que las danzas Afro y el carnaval  te permiten generar comunidad. Las comparsas que yo conozco, es un ambiente muy amoroso, yo me siento muy afortunada de poder explorar la danza, estudiar con mis amigues, querernos y apoyarnos.”

La trayectoria de Camila está absolutamente ligada al camino que ha recorrido la Conga Comparsa. Como reflexiona Camila, desde sus orígenes en las marchas estudiantiles del 2011 esta agrupación siempre ha estado en directa relación con las temáticas que les afectan como ciudadanas/os que son parte de sus territorios. Siempre estuvo en sus principios creativos la premisa de ser una plataforma callejera de difusión y visibilización de las luchas que les convocan a nivel personal y comunitario, y durante toda su trayectoria han sostenido el espacio horizontal de las asambleas como instancia de comunicación fundamental. Además de generar y discutir las propuestas creativas, en estas instancias colectivas se van vinculando con las temáticas y luchas que deciden apoyar desde su trabajo comparsero. La manera en que construyen sus aprendizajes, cómo se comparten los saberes, el desarrollo de estudios colectivos para nutrir sus repertorios, también hacen parte fundamental de sus posicionamientos políticos, cuya expresión más visible está en las intervenciones callejeras:

“Somos una comparsa carnavalera, estudiamos la música y danza afrocubana, pero nuestro sello es que tenemos nuestro bloque de figurines, que es muy importante para entregar la historia a la gente…  Las figuras entregan de manera más explícita los mensajes, a través de sus intervenciones y de sus vestuarios también. Esto nos permite estar presentes en lo político que nos moviliza… Somos una agrupación que sale a la calle y se manifiesta.”

En su trabajo como directora del bloque de danza, Camila se ha dedicado al estudio de los ritmos y coreografías que integran el repertorio de la comparsa, como también a la recopilación coreográfica de los montajes que la agrupación ha levantado en sus 10 años de trayectoria. Desde allí sostiene que, si bien estudian con dedicación y respeto el repertorio afrocubano, también lo siguen desarrollando, vinculándolo con temáticas y estéticas territoriales, por lo que los aprendizajes colectivos se vuelven un dispositivo de comunicación y acción callejera arraigado en la cultura carnavalera local.

En las palabras de Camila destacan el agradecimiento hacia todas las personas que han sido parte del camino de la Conga La Kalle, que han dedicado su tiempo y energía a buscar y compartir los saberes que nutren hoy su repertorio. Ha sido un trabajo duro que se desarrolla en la precariedad, y siempre han tenido que buscar espacios y generar sus propios recursos, levantándose desde la autogestión y la voluntad. Aunque hay un valor importante en aquello, Camila reivindica la necesidad de que se abran espacios de ensayo para las agrupaciones carnavaleras y se destinen recursos básicos para su funcionamiento. Sin duda, comparsas como La Kalle son parte fundamental de la vida cultural local y la gente valora y disfruta su trabajo. No obstante, habitualmente ensayan en calles, bandejones, sin baños y expuestas/os a las inclemencias del clima. Aunque antes era posible acceder a espacios en algunos liceos, la administración actual del Servicio Local de Educación Pública no presta esos espacios, lo que afecta a todas las agrupaciones carnavaleras locales. Ante ello, Camila exclama: ¡Queremos espacios donde ensayar!”

“Nos gusta el goce, nos gusta el carnaval, nos gusta pasarlo bien, y para nosotros como agrupación es una postura política permitirnos gozar, juntarnos a estudiar y que aunque no nos paguen, juntarnos a estudiar y estar horas practicando sacando un resultado de montaje… Lo hacemos por gusto, y en verdad es un lujo hoy en día hacer algo por gusto. Es nuestra postura política, queremos disfrutar nuestra vida y que la gente disfrute, y en verdad nadie se preocupa de eso. No hay políticas públicas que digan ‘todos merecemos pasarla bien’. Desde ahí nos posicionamos en primera instancia.”

Entrevista realizada en el Parque Cultural de Valparaíso, 17 de marzo de 2023